Los síndromes de fiebre periódica son enfermedades raras, es decir, afectan a menos de 5 de cada 10.000 personas.[1] Suelen ser hereditarias[1] y pueden deberse a una modificación de la composición genética (ADN) del sistema inmunitario innato no específico, lo que produce la activación del sistema, incluso cuando no hay invasores que combatir. Entre los síndromes de fiebre periódica se incluyen los síndromes periódicos asociados a la criopirina (CAPS), la fiebre mediterránea familiar (FMF), el síndrome periódico asociado al receptor del factor de necrosis tumoral (TRAPS) y el síndrome de hiperinmunoglobulina D/deficiencia de mevalonato quinasa (HIDS/MKD).[1]
Síntomas
Los síntomas incluyen la aparición recurrente de fiebre que dura más de 24 horas y que, con frecuencia, va acompañada de erupciones cutáneas y dolor articular.[1] Pueden aparecer otros síntomas y, en ocasiones, se producen daños adicionales debido a los efectos de la inflamación continua (crónica).[1]
Diagnóstico
El diagnóstico de CAPS, FMF, TRAPS o HIDS/MKD puede ser un proceso complicado. El motivo es que estas enfermedades solo aparecen raramente y presentan síntomas comunes a muchas otras enfermedades. Por esta razón, puede que el diagnóstico requiera varias pruebas diagnósticas antes de que se identifique la enfermedad o la causa real. También es importante saber que, para alcanzar el diagnóstico, el especialista clínico debe descartar muchas otras enfermedades posibles. Algunos pacientes pueden tener familiares, padres o incluso hermanos con la misma enfermedad autoinflamatoria.
¿Entonces qué son las enfermedades autoinmunes?
Las enfermedades autoinmunes afectan el sistema inmune adquirido. El sistema inmune adquirido incluye células inmunes que, tras el contacto inicial, luchan solamente contra un tipo específico de germen. Las enfermedades autoinmunes implican a menudo la formación de anticuerpos que son dirigidas erróneamente contra partes del propio cuerpo. Algunas enfermedades autoinmunes bien conocidas incluyen la enfermedad de Crohn, la psoriasis y la artritis reumatoide.
Pero existe cierta superposición
Algunas enfermedades del sistema inmune no pueden clasificarse estrictamente como autoinflamatorias o autoinmunes. Por ejemplo, la artritis reumatoide y la AIJS involucran tanto a los sistemas inmunes innatos como a los adquiridos y se pueden considerar tanto enfermedades autoinflamatorias como autoinmunes.[1]
Referencias bibliográficas:
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Ciccarelli F, De Martinis M, Ginaldi L. Curr Med Chem. 2014;21:261–269.